TRASTORNOS MÚSCULO-ESQUELÉTICOS ASOCIADOS AL TRABAJO

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Son lesiones que afectan a los tejidos blandos del aparato locomotor de los huesos, ligamentos, músculos, tendones, nervios y articulaciones. Estas lesiones pueden aparecer en cualquier parte del cuerpo pero se localizan mayormente en el cuello, la espalda, los brazos y las lumbares.

 

Algunos de los trastornos que producen pueden ser: tendinitis, síndrome del túnel carpiano, epicondilitis, bursitis, hernias de disco, contracturas, lumbalgias, cervicalgias.

Estas alteraciones no siempre pueden identificarse clínicamente, ya que el síntoma es el dolor y éste es una sensación subjetiva y representa muchas veces la única manifestación. 

 

Los trastornos músculo-esquelético se han incrementado de una manera notable en la última década. Suponen uno de los principales problemas de salud relacionados con la actividad laboral en todos los países industrializados y una de las primeras causas de absentismo laboral. El Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud (ISTAS) elabora un informe sobre el impacto de las enfermedades laborales en España, con el fin de analizar la frecuencia aproximada de las enfermedades en función del trabajo. De este informe se expone que como media, cada año se producen 80.000 casos nuevos de enfermedad laboral, la mayoría alteraciones osteomusculares, 20.000 casos nuevos al año.

 

Se estima que un 30% de los trabajadores europeos (más de 44 millones de personas) sufren lesiones dorso-lumbares provocadas por su trabajo. Un 33% de los trabajadores realizan tareas con manipulación de cargas pesadas, las posturas de trabajo son causa de dolor y fatiga para un 45% y más de la mitad, y un 57% tienen que realizar movimientos repetitivos en tus puestos de trabajo. 

 

Además parece que las mujeres se encuentran más expuestas a este tipo de lesiones pues este estudio también señala que el 66% de las mujeres, frente a un 57% de los hombres, padecen este tipo de alteraciones provocadas por su actividad laboral. Las lesiones músculo-esqueléticas son uno de los problemas de salud laboral más extendidos en España. Los accidentes de trabajo por sobre esfuerzo constituyen el 25% del total de notificados, proporción que se mantiene constante en los últimos años. Pero también se producen por la realización de movimientos rápidos o de forma repetitiva, aun cuando este movimiento no suponga un gran esfuerzo físico. También puede darse por el mantenimiento de una postura que suponga una contracción muscular continua. 

 

Además, hay otros factores de riesgos del tipo psicosocial que se relacionan directamente con estos problemas físicos. La monotonía del trabajo, la falta de control sobre la tarea, la presión del tiempo de trabajo, las malas relaciones sociales y la peligrosidad percibida son factores que influyen en la aparición de las alteraciones músculo-esqueléticas. 

 

 

 

EL MANEJO MANUAL DE CARGAS EN LAS LESIONES MÚ]SCULO – ESQUELÉTICOS.

 

Los riesgos del manejo manual de cargas está en cualquier tarea donde el trabajador, con su esfuerzo físico realice: levantamientos, descenso, transporte, tracción o empuje de objetos pesados. (RD 487/1997, art. 2). Más de una cuarta parte de los accidentes de trabajo se relacionan con el manejo de cargas. Las lesiones de espalda que afectan a gran número de trabajadores y les dejan literalmente incapacitados, también tienen mucho que ver con esto. Tradicionalmente se ha puesto el acento en la formación del trabajador o trabajadora en «técnicas de manejo seguro de cargas», desviando una vez más el verdadero núcleo del problema: eliminar el manejo peligroso de cargas. 

 

Según normas internacionales, toda carga de más de 3 Kg. puede entrañar un riesgo dorsolumbar importante si se realiza en condiciones desfavorables: si las características de la carga obliga a llevarla alejada del cuerpo, si exige giros o inclinaciones con posturas inadecuadas, o si existen otros factores, como humedad, temperatura, ruido. 

 

En general nadie debería manipular cargas de más de 25 kg si se trata de fijar el peso máximo admisible. Hay que tener muy presente que el peso es sólo uno de los factores a tener en cuenta. La capacidad física de las personas varía mucho entre ellas. En promedio, la capacidad de las mujeres para levantar peso supone entre el 45% y el 60% de la capacidad de un hombre. A partir de los 25-30 años la capacidad del sistema músculo- esquelético disminuye progresivamente. Todos estos factores entre otros son importantes a la hora de analizar si una actividad es adecuada o no para un trabajador. Los trabajadores en edad de crecimiento por ejemplo, suponen un colectivo de riesgo especial a la hora de cargar mucho peso, pues puede afectar a su formación.  Ni que decir tiene de las mujeres embarazadas, que deberían cargar poco o nada de peso. La naturaleza de la carga, el tipo de desplazamiento, la altura de manipulación o transporte son entre otros, factores que hay que tener en cuenta también. 

 

Los movimientos repetitivos pueden provocar pequeñas lesiones en las articulaciones que con el tiempo corren el riesgo de volverse crónicas y dar lugar a un daño permanente. Los puntos donde este tipo de movimientos causan más desgate se localizan en las muñecas, codos, hombros y son causa de fuertes dolores e impiden la normal movilidad articular. Pueden presentarse como una enfermedad bien definida o simplemente como dolores difusos de la fatiga sin ninguna manifestación clínica objetivable. Este tipo de lesiones se ha convertido en una de las más comunes debido a la fragmentación de las tareas, la introducción de nuevas tecnologías y a factores organizativos como el aumento de los ritmos de producción, la supresión de las pausas o las horas extraordinarias. 

 

EVALUACIÓN DE LOS RIESGOS

 

La evaluación de los riesgos no es un fin en si mismo, sino que es un medio para que a partir de la identificación de esos riesgos existentes en el puesto de trabajo los podamos evaluar a través de los diferentes mecanismos y métodos que existen para poder adoptar las medidas oportunas de prevención, ya sea eliminando el riesgo o minimizándolos.

 

¿Cómo se evalúa el esfuerzo físico y postural?:

 

–          Determinar los factores de riesgo a evaluar: biomecánicos, espacios de trabajo, etc. 

–          Recoger la opinión de los afectados. 

–          Recoger datos sobre siniestralidad y vigilancia de la salud.

–          Observación y toma de datos del puesto. 

–          Aplicación del método. 

–          Análisis de los resultados

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